De regresos y nuevas generaciones


Algunos inmigrantes japoneses, ya muy mayores, tuvieron la oportunidad de visitar Japón, entre ellos Mie Asato, Zenshun Ishikawa, Koshun Nakasone y Kamekichi Toyama en los 70 y 80; Kanji Miyasaka y Kesano Machida regresaron por unos años en la década de 1960. Para ellos volver a Japón fue una experiencia curiosa, marcada por el esperado encuentro con la familia pero no siempre con lo familiar; Asato, Ishikawa, Nakasone y Miyasaka hablaron de su sorpresa ante un entorno muy diferente al que dejaron al partir en la primera mitad del siglo XX, los dos primeros lo hicieron en referencia a los campos que recordaban en el lugar donde ahora encontraban edificios y carreteras en Okinawa, Nakasone y Miyasaka expresaron extrañeza ante las realidades de los 70 y 60 cuando visitaron sus tierras natales, tan diferentes a las de cuando emigraron en 1935 y 1924, respectivamente.

Mie Asato (en el centro de pie). Okinawa, Japón, 1985.

Mie Asato (en el centro de pie). Okinawa, Japón, 1985.

Zenshun Ishikawa (tercero, der.-izq), Okinawa, Japón, 1975.

Zenshun Ishikawa (tercero, der.-izq). Okinawa, Japón, 1975.

Kamekichi Toyama (tercero, der.-izq.). Okinawa, Japón, principios de la década de 1980.

Kamekichi Toyama (tercero, der.-izq.). Okinawa, Japón, principios de la década de 1980.

Kanji Miyasaka (izq.) con su esposa e hijo. Nagano, Japón, década de 1960.

Kanji Miyasaka (izq.) con su esposa e hijo. Nagano, Japón, década de 1960.

(Izq.-der.) Koshun Nakasone y Zenshun Ishikawa. La Habana, Cuba, década de 1970.

(Izq.-der.) Koshun Nakasone y Zenshun Ishikawa. La Habana, Cuba, década de 1970.

En las últimas décadas, los descendientes de los inmigrantes japoneses en Cuba, sobre todo de tercera y cuarta generaciones, han comenzado a tener más oportunidades de visitar Japón a través de programas de intercambio auspiciados por diversas instituciones japonesas, entre ellas: la Agencia Internacional de Cooperación (JICA), el Ministerio de Asuntos Exteriores (MOFA), la Prefectura de Okinawa, el Ministerio de Educación, Cultura, Deportes, Ciencia y Tecnología (MEXT), la Fundación Japón. Como aquellos viajes de la primera generación, han sido experiencias interesantes que han estado marcadas por la novedad y lo esperado. Las visitas han generado encuentros con familiares, el conocimiento del Japón actual y de su historia, conexiones con la cultura a través de la interacción académica y con la sociedad en el día a día, de esta manera los viajes han dado actualidad al vínculo de los descendientes con el país de origen de sus abuelos, la mayoría de los cuales no pudo regresar y quedó con la memoria del Japón de su juventud anterior a la guerra. Son intercambios que modernizan un diálogo muy complejo, dinámico y personal con las raíces.

A continuación anécdotas y fotos de algunas visitas:

Yo participé en noviembre de 1998 en un curso que se dió en Japón para líderes nikkei. Hubo tres conferencias y visitas a lugares de interés. Estuve en Tokio, Kioto, Hiroshima y Nagoya. Fuimos a empresas como la Toyota, la Sony, a muchos templos. En Hiroshima, al museo de las víctimas del bombardeo a la ciudad, a la isla de Miyajima. Fuimos recibidos por el príncipe (el hermano del actual emperador) y su esposa. Fue una experiencia inolvidable. (Mario Naito, nisei).

El festival al que fui en el 2002 se llamaba “Junior Study Tour”; el evento incluye un programa de estudio y una estancia con familiares en Okinawa. (Narryman Piña Fonte (Iha), yonsei)

Narryman Piña Fonte (vestida de rojo) junto a familiares y amigos. Okinawa, Japón, 2002.

Narryman Piña Fonte (vestida de rojo) junto a familiares y amigos. Okinawa, Japón, 2002.

Narryman Piña Fonte (segunda fila, primera de la derecha). Okinawa, Japón, 2002.

Narryman Piña Fonte (segunda fila, primera de la derecha). Okinawa, Japón, 2002.

En el 2005 participé en un programa de intercambio, en inglés se llama “Japanese Language Program for Outstanding Students”, de la Fundación Japón. En varios países del mundo se hacen concursos de idioma japonés, siendo el premio la participación en el programa. Dos semanas conociendo Japón. Fue maravilloso. (Yeneit Delgado Kios (Kiyose), yonsei)

Participé en el “Junior Study Tour” en el año 2008. Es un festival que se realiza con los descendientes de Okinawa, para unirlos con las familias. (Roberto Sánchez Tamaki, sansei, nieto de Mie Asato)

Roberto González Ishikawa participó en el “Junior Study Tour” en el 2010, en Okinawa. (Sansei, nieto de Kyukichi Ishikawa, hermano de Zenshun Ishikawa)

Roberto González Ishikawa (segundo izq.-der.) con su tío abuelo y su tía, la hija japonesa de su abuelo Kyukichi Ishikawa. Okinawa, Japón, 2010.

Roberto González Ishikawa (segundo izq.-der.) con su tío abuelo y su tía, la hija japonesa de su abuelo Kyukichi Ishikawa. Okinawa, Japón, 2010.

Roberto González Ishikawa (izq.) visita el panteón familiar con un primo de su mamá. Okinawa, Japón, 2010.

Roberto González Ishikawa (izq.) visita el panteón familiar con un primo de su mamá. Okinawa, Japón, 2010.

Mi entrenamiento ocurrió entre los meses de mayo a agosto de 2012. Se desarrolló en Koibuchi Gakuen Nougyou Eiyou Senmon Gakkou o en inglés: Koibuchi College of Agriculture and Nutrition, en la prefectura de Ibaraki. El título del entrenamiento era “Curso de capacitación en técnicas de inspección y control de microorganismos”.

Era la primera vez que viajaba a Japón, lo cual había sido mi sueño de muchos años, sobre todo de las últimas tres décadas, en las que reflexioné mucho sobre lo afortunada que era de tener raíces japonesas. También anhelaba conocer a mis familiares, con quienes mantengo contacto, pero no los conocía personalmente. En este sentido, uno de mis objetivos principales era visitar la tumba de mi abuela. Para mí la experiencia japonesa fue sencillamente: ¡Enriquecedora, maravillosa y única! (Ana Francisca Ponce de León Arakawa, sansei)

Ana Francisca Ponce de León Arakawa. Ibaraki, 2012.

Ana Francisca Ponce de León Arakawa. Ibaraki, Japón, 2012.

(Der.-Izq.) Ana Francisca Ponce de León Arakawa, una profesora japonesa de JICA, y los descendientes cubanos Midori Tsuhako y Rolando Oye. Ibaraki, Japón, 2012.

(Der.-Izq.) Ana Francisca Ponce de León Arakawa, una profesora japonesa de JICA, y los descendientes cubanos Midori Tsuhako y Rolando Oye. Ibaraki, Japón, 2012.

El nombre del programa era “IoT” (Internet of Things). El objetivo era adquirir técnicas, habilidades y conocimientos sobre el internet de las cosas y luego ponerlos en práctica con un proyecto real con un enfoque social. Fue de mayo a octubre de 2016, en Kanazawa. (Joel Ayata, sansei)

 
Joel Ayata. Japón, 2016.

Joel Ayata. Japón, 2016.

 

El objetivo del curso “Aplicación de la Agricultura, Comercio, Industria, sexto sector”, en el que participé en el 2018, era estudiar la unificación de la agricultura, el comercio y la industria, es decir, unificar esos tres sectores; el mismo productor llevaría el producto a la industria para su comercialización. (Anyi Aroldo Díaz Cortina (Matsumoto), yonsei)

Anyi Aroldo Díaz Cortina (cuarto izq.-der.). Obihiro, Hokkaido, Japón, 2018.

Anyi Aroldo Díaz Cortina (cuarto izq.-der.). Obihiro, Hokkaido, Japón, 2018.

Anyi Aroldo Díaz Cortina (segundo izq.-der.). Obihiro, Hokkaido, Japón, 2018.

Anyi Aroldo Díaz Cortina (segundo izq.-der.). Obihiro, Hokkaido, Japón, 2018.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Japón promueve los intercambios entre Japón y las diversas naciones de los países de Asia-Pacífico, América del Norte, Europa, América Latina y el Caribe. La parte de este programa para los países de nuestra región se llama "¡Juntos! Programa de intercambio Japón-América Latina y el Caribe”, tiene como objetivos fundamentales profundizar en la comprensión de la política, la economía, la sociedad, la cultura, la historia y la diplomacia japonesas, además de cultivar entendimientos mutuos.

[Tuvimos] la posibilidad de ser parte de Juntos 2018, que por primera ocasión contó con la participación de descendientes (nikkei). Para nosotras, además de todo el amplio espectro cultural del evento, ganamos en conocimientos sobre Japón, la tierra de nuestros ancestros; esta visita tuvo una carga emocional muy fuerte, ya que pudimos realizar el sueño de nuestros abuelos, que no pudieron regresar a su tierra, y de nuestros padres que tampoco pudieron sentir, como nosotras, la energía de tocar suelo de nuestras raíces, significó además el encuentro con una cultura que ya teníamos incorporada en nuestra identidad gracias a que nuestros abuelos y abuelas se encargaron de educarnos bajo costumbres y principios adquiridos en su país de origen.

Fue una experiencia enriquecedora en nuestras vidas, un acercamiento a la nación y la tierra de nuestras raíces, fueron 10 días intensos vividos que quedaran grabados en nuestras mentes y corazones. (Meilin Iwasaki, Yudanis García Ogawa y Gisbelys Mituoka, sanseis)

(Izq.-der.) Yudanis García Ogawa, Gisbelys Mituoka y Meilin Iwasaki. Pabellón Dorado (Kinkakuji), Kioto, Japón, 2018.

(Izq.-der.) Yudanis García Ogawa, Gisbelys Mituoka y Meilin Iwasaki. Pabellón Dorado (Kinkakuji), Kioto, Japón, 2018.

Gisbelys Mituoka. Museo de la Paz de Hiroshima, Japón, 2018.

Gisbelys Mituoka. Museo de la Paz de Hiroshima, Japón, 2018.

(Izq.-der.) Yudanis García Ogawa y Meilin Iwasaki. Kioto, Japón, 2018.

(Izq.-der.) Yudanis García Ogawa y Meilin Iwasaki. Kioto, Japón, 2018.

Meilin Iwasaki en una visita al Museo Nacional de Ciencias Emergentes e Innovación (Miraikan), Tokio, Japón, 2018.

Meilin Iwasaki en una visita al Museo Nacional de Ciencias Emergentes e Innovación (Miraikan), Tokio, Japón, 2018.

Participé en una beca de entrenamiento sobre idioma japonés y cultura japonesa, en 2018-2019. Era una beca del gobierno japonés, del Ministerio de Educación, Cultura, Deportes, Ciencia y Tecnología (MEXT). Estuve un año estudiando en la Universidad de Niigata, empezando desde el nivel cero en el idioma y llegando al nivel 3 en los estudios. (Manuel Alejandro Okada, yonsei)

 
Manuel Alejandro Okada (segundo izq.-der.) visita a sus familiares en la misma casa donde vivieron sus bisabuelos antes de emigrar a Cuba. Yamaguchi, Japón, 2019.

Manuel Alejandro Okada (segundo izq.-der.) visita a sus familiares en la misma casa donde vivieron sus bisabuelos antes de emigrar a Cuba. Yamaguchi, Japón, 2019.

 

Nunca olvidaré el año 2019. Lo inicié en el Centro Internacional de Cooperación de JICA en Yokohama, junto a nikkeis de Argentina, Bolivia y Brasil. Una experiencia para toda la vida. El curso “Reactivación de las asociaciones  de damas de las colectividades nikkei por medio de los alimentos” tuvo como objetivos la adquisición de conocimientos de algunas técnicas gastronómicas, su aprendizaje a través de talleres orientados a solucionar las dificultades que enfrentan las comunidades nikkei en la actualidad, así como constatar el empoderamiento de la mujer en el Japón contemporáneo, entre otros.

De la cocina japonesa pudimos apreciar los detalles y cuidados en su elaboración y la belleza de su presentación que deleita tanto al paladar como al resto de los sentidos. Realizamos talleres de comida tradicional y cotidiana. Apreciamos el rol de la mujer en esta noble tarea de no dejar perder las tradiciones culinarias en las comunidades. Aprendimos muchas recetas adaptadas a las características del destinatario y su dieta. (Julieta Fonte Iha, sansei)

Julieta Fonte Iha (primera fila, segunda der.-izq), junto a participantes del programa y miembros y profesores de JICA. Yokohama, Japón, 2019.

Julieta Fonte Iha (primera fila, segunda der.-izq), junto a participantes del programa y miembros y profesores de JICA. Yokohama, Japón, 2019.

Julieta Fonte Iha. Yokohama, Japón, 2019.

Julieta Fonte Iha. Yokohama, Japón, 2019.

Con la tarea de estrechar los lazos entre Japón y Latinoamérica, y mantener vivas las tradiciones y cultura japonesa se realizó el Encuentro Internacional de Jóvenes Nikkeis en Japón. Dicho evento se desarrolló entre el 30 de Septiembre de 2019 hasta el 7 de Octubre de 2019. El sueño por el que tanto había esperado había llegado, poder estar en la tierra que mis bisabuelos alguna vez dejaron sin saber qué les depararía el futuro.

En el Simposio de Jóvenes Nikkeis en la sede de JICA, nos agrupamos en diversos grupos con las siguientes temáticas: ¿Cómo desarrollar nuestras comunidades Nikkeis? ¿Cómo despertar el interés de Japón hacia las comunidades Nikkeis? Luego de 30 minutos de debate surgieron diversas ideas. Entre ellas resaltaron: “Hacer cool a Latinoamérica”, idea basada en hacer que los japoneses también visiten Latinoamérica y eviten los estereotipos que se tienen de nuestras tierras debido a la diferencia de culturas. Otra idea fue el desarrollo de las comunidades Nikkeis pero basados en el trabajo entre comunidades, crear una infraestructura en la red que permita la comunicación y el desarrollo entre las comunidades así como el intercambio. También se habló acerca de la importancia del aprendizaje de la cultura y el idioma japonés, problema que aqueja a la mayoría de las comunidades y que muchos practican de manera autodidacta. (Ulises Rodríguez Hanzawa, yonsei).

Ulises Rodríguez Hanzawa (primera fila, tercero der.-izq.) con nikkeis de Brasil, Argentina, Colombia, república Dominicana, Paraguay, Perú y México. Japón, 2019.

Ulises Rodríguez Hanzawa (primera fila, tercero der.-izq.) con nikkeis de Brasil, Argentina, Colombia, república Dominicana, Paraguay, Perú y México. Japón, 2019.

Ulises Rodríguez Hanzawa. Japón, 2019.

Ulises Rodríguez Hanzawa. Japón, 2019.

Era un curso para aprender el idioma y la cultura japonesa destinado a los Nikkei en todo el mundo. Yo lo desarrollé en la Universidad de Niigata, en 2019-2020. La verdad una de las cosas que más me gustó fue la oportunidad de compartir con estudiantes de tantos países, y darme cuenta que al final no somos tan diferentes. (Hansell Sugita, yonsei)

 
Hansell Sugita (primera fila, tercero der.-izq). Niigata, Japón, 2019.

Hansell Sugita (primera fila, tercero der.-izq). Niigata, Japón, 2019.

 

Fui al Programa de Becas del Ministerio de Educación, Cultura, Deportes, Ciencia y Tecnología (MEXT) en septiembre del 2019, por un período de un año, en la Universidad de Shinshu, en Matsumoto, Nagano.

Haber cursado un año en una universidad japonesa fue una gran experiencia para mí. A pesar del gran choque que tuve con el idioma japonés, fui aprendiendo poco a poco hasta llegar a tener conversaciones que aunque no fueran tan fluidas lograba expresar lo que deseaba. Hice nuevos amigos de diferentes nacionalidades, incluyendo japoneses que conocí en un club de futsal. Fue una bella experiencia participar en actividades de la cultura japonesa, como lo fue el tradicional baile del festival Bon-Bon de verano de Matsumoto. (Andy Hanzawa, yonsei)

 
Andy Hanzawa (primera fila, izq.). Matsumoto, Nagano, Japón, 2019.

Andy Hanzawa (primera fila, izq.). Matsumoto, Nagano, Japón, 2019.

 

Participé en el “Programa para el fortalecimiento de la promoción del Japón en el extranjero”, del Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón (MOFA), en el 2020. Me costaba creerlo, ser el primero en mi familia, desde mis abuelos, en ir a Japón. Sentí mucha alegría y emoción al hacer realidad un sueño; jamás pensé que fuera a conocer al Japón actual, la ultramoderna metrópolis de Tokio, sus antiquísimos templos, conocer de primera mano la cultura, la gastronomía, la vida en general. Pero a la vez sentí tristeza porque mis padres no pudieron ser parte de ese momento tan especial, esa fue la parte más dura de mi experiencia. (Alfredo Mori, sansei)

 
Alfredo Mori. Tokio, Japón, 2020.

Alfredo Mori. Tokio, Japón, 2020.

 

Agradecimientos a Mario Naito, Narryman Piña Fonte, Yeniet Delgado Kios, Roberto Sánchez Tamaki, Ana Francisca Ponce de León Arakawa, Joel Ayata, Anyi Aroldo Díaz Cortina (Matsumoto) y Sidomis Matsumoto, Meilin Iwasaki, Gisbelys Mituoka, Yudanis García Ogawa, Manuel Alejandro Okada, Julieta Fonte Iha, Ulises Rodríguez Hanzawa, Hansell Sugita, Andy Hanzawa, Alfredo Mori, Aisha y Roberto González Ishikawa, Isabel Ishikawa y Sayuri Martínez Ishikawa, Zuleiki Toyama, y Francisco Miyasaka.

© Miharu M. Miyasaka @ Cubano Nikkei 2021