Según los censos realizados por el Comité Gestor de la Sociedad Cubano Japonesa en 1998 y 2013, en la provincia de Pinar del Río se encuentra una de las tres mayores comunidades de nikkeis del país, las otras dos están en La Habana e Isla de la Juventud. La historia de la comunidad de Pinar es el tema del libro La saga japonesa en el occidente cubano, escrito por Rolando González Cabrera (Ediciones Loynaz, 2009). Una de las cosas que más agradecí de este libro es la documentación de testimonios orales, la cual, según el nikkei Kenji Iwasaki, llegó a ser mucho más extensa que lo publicado.

 
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Recopilar estas historias personales, familiares y de la comunidad es la mejor manera de “llegar antes que el olvido”, para decirlo en palabras de la nikkei Mieko Inoue, una de las personas entrevistadas en el libro.

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La comunidad de Pinar se fue formando sobre la marcha, algunos inmigrantes llegaron espontáneamente en la primera mitad del siglo XX, otros a través de familiares o conocidos, y algunos llegaron a esa región a raíz de eventos relacionados con la Segunda Guerra Mundial. Por ejemplo, algunos se conocieron durante el internamiento en la cárcel de Isla de Pinos y, una vez excarcelados, se mudaron a la región de los nuevos amigos. El libro describe algunas de las coyunturas históricas que marcaron el surgimiento y desarrollo de esta comunidad; pero más interesante es que a través de testimonios directos e indirectos, crea la imagen de una comunidad compuesta por personas con experiencias comunes, rutinas laborales y de ocio, vínculos culturales, familiares, laborales y de amistad, intercambios con vecinos cubanos, y tradiciones.

En otro post cité una anécdota del libro.

Esta otra anécdota también me alegró la lectura:

“Cada domingo, temprano en la mañana, llegaban en pequeños grupos [a la bodega de Alfonso Menesia Morejón] . . . Mientras avanzaba la mañana y la reunión se hacía más concurrida, era notable la rápida desaparición de la copiosa reserva [de cerveza] en la heladera; [pero cuando se les informaba al respecto, se podía escuchar a alguien decir:] “- ¡Nosotros no importa no fría, dar calente! ¡Si no hay Hatuey, no importar, dar Polar…!” (La saga japonesa 63).

 
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Las fotos y la información sobre las imágenes han sido cortesía de Kenji Iwasaki.