La nikkei cubana Ana Francisca (Francys) P. L. Arakawa comparte algunas de sus experiencias en Japón, adonde viajó como parte de un entrenamiento de JICA (Japan International Cooperation Agency) para los emigrantes japoneses y sus descendientes. La siguiente historia es la primera de una serie que incluye otras conversaciones con nikkeis cubanos que han participado en el mismo programa.  

Historias de nikkeis cubanos en Japón: Francys Arakawa

El curso

Mi entrenamiento ocurrió entre mayo y agosto de 2012, en Koibuchi Gakuen Nougyou Eiyou Senmon Gakkou (en inglés:Koibuchi College Agriculture and Nutrition), en la prefectura de Ibaraki. El título era: Curso de capacitación en técnicas de inspección y control de microorganismos. Mis profesores eran Kobayashi sensei y Noguchi sensei.

Left to right, front: Irie sensei, Francys Arakawa, Massami Baba (Brazilian Nikkei), Kobayashi sensei, back: Noguchi sensei, Uchida-san (JICA)

Left to right, front: Irie sensei, Francys Arakawa, Massami Baba (Brazilian Nikkei), Kobayashi sensei, back: Noguchi sensei, Uchida-san (JICA)

El curso resultó excelente, no solo aprendí sobre la inocuidad de los alimentos, sino que estudié el valor de la observancia de la higiene de los utensilios y las máquinas que se utilizan para ello, además de la higiene del lugar y las normas que deben cumplirse para evitar la contaminación de los alimentos.

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También aprendí sobre las técnicas utilizadas en el laboratorio para la comprobación de la presencia de microorganismos en alimentos. Todo ello fue impartido en teoría y posteriormente se realizaron varias sesiones prácticas en un laboratorio, además de la comprobación de la presencia de microorganismos en sitios como el comedor y los dormitorios. Al final del entrenamiento se confecciona y expone el trabajo final, en el que, en presencia de profesores y alumnos del Instituto se muestran los resultados del entrenamiento y las técnicas aprendidas.

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Japón

Era la primera vez que viajaba a Japón, lo cual había sido mi sueño de muchos años, sobre todo de las últimas tres décadas, en las que reflexioné muchos sobre lo afortunada que era de tener raíces japonesas. También anhelaba conocer a mis familiares, con quienes mantengo contacto, pero no los conocía personalmente. En este sentido, uno de mis objetivos principales era visitar la tumba de mi abuela.

Siempre les cuento a mis amigos, familiares y conocidos sobre lo que más me gustó de la visita, y todo lo resumo en una palabra: Respeto. Me refiero al respeto a la historia de los antepasados y del país, así como el respeto a la familia, al vecino en la convivencia, al medio ambiente, al tiempo [puntualidad], a los ciudadanos y su dignidad. 

Nikkeis cubanos 

Conversé con muchas personas, de casi todas las edades, familiares, estudiantes y amigos. Se sorprendieron al conocer que era cubana con raíces japonesas; a muchos les conté la historia de mi familia y por supuesto de su emigración.

From left to right: Cuban Nikkei Santiago Oye and Midori Tsuhako, JICA Japanese professor, and Francys Arakawa 

From left to right: Cuban Nikkei Santiago Oye and Midori Tsuhako, JICA Japanese professor, and Francys Arakawa 

No tenían conocimiento de que hubiese habido una emigración hacia Cuba. Sin embargo, lo que más me sorprendió fue algo que descubrí en la visita al Museo de la Emigración Japonesa, en los mapas no aparecía Cuba como destino de ese proceso migratorio. Por tanto, no conocían que durante la II Guerra Mundial los japoneses que vivían en Cuba habían estado presos (en el Reclusorio Nacional para Varones de la Isla de Pinos) hasta el final de la guerra. Este acontecimiento los sorprendió muchísimo, porque entonces Cuba constituiría el único país en el que los japoneses y sus descendientes estuvieron literalmente presos, si se tiene en cuenta que, por ejemplo, los que vivían en los Estados Unidos estuvieron internados en campos de concentración.

Comida

Descubrí muchas cosas del arte culinario, pero lo que más me impactó fueron las costumbres relacionadas con la entrega de obsequios (al estilo de dulces y confituras) cuando se visita a un amigo o un familiar. También me impresionó mucho que los bocaditos (sándwiches) se consumieran fríos, casi siempre ofertados en establecimientos que ofrecen servicios 24 horas, y que los cafés y tipos de té también se ofertaran fríos, en nuestra cultura gastronómica estos siempre se sirven calientes. La presentación de la comida es excelente, por ejemplo, afuera de los restaurantes y cafeterías se exhiben las raciones y los tipos de alimentos, de forma que parecen reales, entonces además de servir de información es una invitación al paladar de cualquier persona.

Con relación a los tipos de alimentos, se vende en las calles un alimento (no recuerdo el nombre) que es como una fritura redonda que en el centro tienen carne de pulpo, y que se confecciona en moldes con orificios circulares. Los expendedores-cocineros exhiben una destreza tremenda en su cocción, posteriormente son servidos en una especie de plato en forma ovalada hecho de hojas de plantas (no es de cerámica), y se sirve con una salsa  agridulce. Este alimento es muy barato, pero para mí muy sabroso. Las galletas de arroz japonesas, las osenbei, eran sencillamente espectaculares, sobre todo si son consumidas en Asakusa y son elaboradas al momento, pero las industriales son igual de sabrosas. Con relación a los restaurantes, uno de los que más me gustó fue el kaiten sushi, porque es muy original, es un tipo de autoservicio en el que se va consumiendo las cantidades que se deseen (bien para adultos o para niños). Así, pudiera escribir cantidad sobre la comida japonesa, la cual me gusta muchísimo, pero lo que describí anteriormente fue lo que más me gustó.

La experiencia en tres palabras. 

He tenido la suerte de viajar a cuatro países, en tres de ellos viví más de un mes y pude aprender acerca de sus culturas y sus ciudadanos. Mi apreciación sobre Japón no está basada solo en la visita y la convivencia en un solo país, sino que tiene en cuenta a los otros en los que he participado en entrenamientos. Para mí la experiencia japonesa fue sencillamente: ¡¡¡Enriquecedora, maravillosa y única!!!

Graduation day. Francys Arakawa (front, second from left)

Graduation day. Francys Arakawa (front, second from left)

(Entrevista realizada por Miharu Miyasaka, 2013. Fotos cortesía de Francys P. L. Arakawa). 

___________________ENGLISH___________________

Cuban Nikkei Ana Francisca (Francys) P. L. Arakawa shares some of her experiences in Japan, where she participated in JICA (Japan International Cooperation Agency) training for Japanese immigrants and their descendants.  This is the first story of a series of conversations with Cuban Nikkei that have participated in the same program. 

Cuban Nikkei stories about Japan: Francys Arakawa

The course

My training took place from May to August 2012, at Koibuchi Gakuen Nougyou Eiyou Senmon Gakkou (Koibuchi College Agriculture and Nutrition), which is located in Ibaraki Prefecture.  The title was Training Course on Techniques for Microorganism Inspection and Control, and my professors were Kobayashi sensei and Noguchi sensei. 

It was an excellent course.  I learned not only about food safety, but also the value of hygiene observance in tools and equipment used in the process, as well as site hygiene and the norms that should be implemented in order to avoid food contamination.  Also, I studied specific laboratory techniques necessary to indicate the presence of microorganisms in food.  The course was part theory part workshop, since we would have practice sessions in a laboratory, in addition to testing microorganism presence in places like dormitories and common dining areas.  At the end of the training we had to present a project in front of the Institute’s professors and students, in which you would show the results of the training and the techniques learned. 

Japan

It was my first trip to Japan.  For many years I had dreamed of visiting Japan; in the last three decades I took particular interest in my Japanese heritage and realized that I was very fortunate to have it.  Also, I wanted to meet my Japanese relatives, with whom I normally keep in touch, but I didn’t know them personally, and I was looking forward to visiting my grandmother’s grave. 

I always mention to my friends, relatives and acquaintances what I liked the most about the visit, to summarize it in one word: Respect.  By this I mean respect towards the history of the forefathers and the country, as well as respect towards your relatives and neighbors, the environment, the time [punctuality], other citizens and their dignity. 

Cuban Nikkei 

I talked to many people, of all ages, relatives, friends and students.  They were surprised to know that I was Cuban of Japanese descent; I told them about my family history and their immigration.  In general, they weren’t familiar with the Japanese immigration to Cuba; but I was shockingly surprised to find out that in the Japanese Overseas Migration Museum, Cuba didn’t appear in the maps as a destination place for Japanese immigrants.  Therefore, they didn’t know that Japanese men living in Cuba were sent to [a maximum security] prison [the Reclusorio Nacional para Varones in the Island of Pines] during World War II.  For them this was shocking information, since that would make Cuba the only country where Japanese nationals and their descendants [males of legal age] were literally incarcerated.  In the United States, for example, they were sent to internment camps. 

Food 

I discovered many things related to Japanese culinary art, but what impressed me the most was the custom of bringing gifts (sweets and other confectionery) when visiting a friend or a relative.  Cold sandwiches, mostly served in places that run 24 hours, also made an impact on me, as well as coffee and tea served cold, since in our [Cuban] culinary culture it is customary to consume them hot.  In Japan food presentation is excellent, for example, outside restaurants and cafes the portions and types of food are displayed very realistically; this provides information about the dishes at the same time that acts as an invitation to your palate.   

With regards to types of food, I remember a dish (although not its name) that is a sort of round fritter with octopus meat in the middle, and it is made in a circular pan.  The vendor’s cooks exhibit great skill in the preparation of this dish, which they serve on an oval plate made of leaves, and you eat it with a sweet-sour sauce.  Japanese rice crackers, osenbei, are spectacular, especially those from Asakusa and that are freshly made, although processed ones are equally tasty.  My favorite type of restaurant was the kaiten sushi [conveyor belt sushi].  I find it very original with its self-serve style; every person (adult or child) selects the amount of food that wants to eat.  I could write plenty about Japanese food, since I like it very much.  I just described what I liked the most. 

The experience in three words

I feel fortunate that I have traveled to four countries; in three of them I stayed for more than a month, which allowed me to get in contact with their cultures and people.  My appreciation of Japan takes into account those trips that I did for training purposes; experiencing Japan was simply: Rewarding, wonderful and unique!!!

(Interview by Miharu Miyasaka, 2013.  Photos courtesy of Francys P. L. Arakawa).